La deformación craneal en las culturas antiguas.

La extraña práctica de deformar artificialmente los cráneos para que estos adquiriesen un aspecto alargado y redondeado, o incluso en forma de cono, está presente en múltiples culturas antiguas, y en todos los continentes. Culturas que no tuvieron ningún tipo de contacto entre sí, pero que desarrollaron prácticas similares de elongación craneal como una forma de diferenciar a sus miembros más destacados, jefes tribales, nobles, o sacerdotes, del resto de la población. Una marca diferencial que era llevada con orgullo, obviando los posibles problemas para la salud que podía ocasionar la modificación de los huesos del cráneo, y que hoy en día sigue causando asombro, siendo un recurrente tema de debate entre investigadores médicos, y arqueólogos.  En este artículo pretendo destacar cuales han sido las principales culturas que utilizaron la deformación craneal en algún momento de la Historia.

Cráneos de Chongos, Paracas. Museo Regional de Ica, Perú.
1 – Introducción.

La elongación artificial del cráneo es una de las prácticas más antiguas realizadas por los seres humanos y, tradicionalmente, se ha asociado con la intención, por parte de un grupo dirigente, de diferenciarse del resto de la población. Es decir, una marca de estatus, y jerarquía, que empleaba la nobleza, y la clase sacerdotal. 

El alargamiento del cráneo se realizaba mediante la compresión de la cabeza de los recién nacidos con una combinación de materiales rígidos (pequeñas tablas de madera) y materiales flexibles (almohadillas y vendajes). Esto ocasionaba que el cráneo se viese obligado a crecer de forma longitudinal, en altura, adquiriendo, con el paso de los años, un aspecto alargado, y apuntado, similar a un cono. Este procedimiento sólo podía realizarse durante el periodo de formación del cráneo (desde el nacimiento hasta la edad de tres años), cuando los huesos son más flexibles y el cerebro crece exponencialmente. Posteriormente, el cráneo de los niños sigue creciendo, pero a un ritmo mucho más lento y, además, los huesos son menos flexibles y moldeables.

Este crecimiento anómalo alteraba la morfología de los huesos craneales, haciendo que, en ocasiones, surgiesen problemas de salud asociados, como fracturas en el cráneo, el estrechamiento del canal auditivo, o incluso osteoporosis simétrica. Además, el proceso de elongación también podía afectar a la unión del cráneo con la columna vertebral, y provocar malformaciones, como el desarrollo de espina bífida. Pese a todo, estos riesgos para la salud no hacían desistir a los miembros de las sociedades antiguas de seguir realizando esta práctica, probablemente por la importancia que para ellos tenía ser parte de una elite político-religiosa, o ser reconocidos como miembros de un mismo grupo tribal.

Lo más desconcertante de la elongación craneal es que aparece en todos los continentes habitados, en diferentes momentos de la Historia, y sin aparente relación entre sí. Con objeto de abundar en el tema, a continuación, haré un repaso sobre los principales ejemplos de esta práctica encontrados a lo largo del Mundo.

2 – La elongación craneal en Mesopotamia y Egipto.

Los primeros ejemplos documentados de estos tipos de prácticas aparecieron en el Creciente Fértil (Egipto y Mesopotamia), considerado tradicionalmente como la cuna de la civilización. En 1933, el arqueólogo británico Max Mallowan (1904-1978) encontró cráneos artificialmente alargados mientras excavaba una serie de tumbas, en el yacimiento neolítico de Tell Arpachiyah, en Mosul, Iraq. Dichos cráneos, fechados entre el 4.600 y el 4.300 a. C., pertenecen a dos periodos de ocupación diferentes del yacimiento: el Halaf y el periodo Obeid, lo que indica que la práctica continuó vigente pese a los cambios culturales y poblacionales.

Varias décadas después, en los años 60, se encontraron cráneos alargados en varios yacimientos del oeste de Irán, siendo quizás el hallazgo más significativo los 14 cráneos encontrados en el poblado neolítico de Ganj Dareh (8.000-7.000 a. C.). En este mismo sitio, aparecieron también figurillas de humanos con el cráneo alargado, lo que añade peso a la teoría de que esta costumbre tenía un componente ideológico o religioso. Otros ejemplos similares, de la misma época han sido hallados en los poblados de Tepe Genil, Ali Kosh, Choga Sefid, y Choga Mish. Por otro lado, y quizás lo más sorprendente, es que los estudios del ADN encontrado en este yacimiento indica que sus pobladores provenían del Cáucaso.

En el caso de Egipto, los investigadores han descartado la elongación craneal como una práctica habitual, estando reducida a unos pocos casos, relacionados entre sí, y pertenecientes, en su mayoría, a una misma época: el reinado del misterioso faraón Akenatón (1.372-1.336 a. C.). En las excavaciones de Tell el Amarna, en donde se encuentran los restos de la ciudad de Akenatón, la ciudad que el faraón ordenó construir allí, para erigir su nueva capital, se hallaron diversas esculturas que representan a la familia real (Akenatón, su esposa Nefertiti, y sus seis hijas) con el cráneo alargado. En un principio, se creyó que estas representaciones artísticas no reflejaban la realidad, sino que estaban idealizadas, buscando reflejar un nuevo canon de belleza. Sin embargo, la tomografía realizada a la famosa momia de Tutankamón (1342-1325 a. C.), hijo de Akenatón, y su segunda esposa; Kiya, demostró que las esculturas reflejaban una sorprendente realidad: Tutankamón tenía el cráneo elongado.

Gracias también a los análisis de ADN se ha conseguido identificar a la madre de Tutankamón con la momia conocida tradicionalmente como The Younger Lady (la joven dama), que presenta un cráneo alargado similar y que, además, según su genética, era hermana de Akenatón. El cráneo del propio faraón hereje (renunció a los antiguos dioses e impuso el culto a Atón, el dios sol), identificado en 2010, muestra también el mismo abultamiento en la parte posterior. Este tipo de elongación “hereditaria” fue achacada, inicialmente, a que Akenatón y su familia sufrían de algún tipo de enfermedad (macrocefalia, Síndrome de Antley-Bixler, o Síndrome de exceso de aromatasa ), o a que habían sufrido una deformación producida por una mala postura en la cuna (plagiocefalia), sin embargo, este tipo de enfermedades no producen deformaciones simétricas, por lo que es probable que sus cráneos fueran alargados intencionadamente (la otra opción sería una mutación genética natural), mediante la aplicación de vendajes durante su infancia, con objeto de diferenciar a la familia real (representantes de la divinidad en la Tierra) del resto de la población. Por otro lado, cabe mencionar que las pruebas de ADN también reflejaron que Tutankamón pertenecía al haplogrupo R1b1a2, el más abundante en Europa Occidental y originario del Cáucaso. Con lo que cobra fuerza la teoría de una gran migración, en torno al 9.500 a. C., desde el Cáucaso a Próximo Oriente, y que estos grupos de pobladores fueron los que trajeron a la región la práctica de la deformación craneal.

Reconstrucción moderna del aspecto de Tutankamón
Reconstrucción moderna del aspecto de Tutankamón. Fuente A.P.

Otra teoría, más reciente, que podría avalar la posibilidad de la existencia de cráneos alargados naturales, como los de Akenatón y su familia, es la influencia del ADN neandertal. Un estudio, de 2018, dirigido por el paleoantropólogo Philipp Gunz, y los expertos en genética; Simon Fisher, y Amanda Tilot, del Instituto de Psicolingüística Max Planck (sedes de Leipzig y Nimega) ha descubierto que los humanos modernos, de Europa, con mayor porcentaje de ADN neandertal (entre el 1 y el 2% de la población) tienden a tener los cráneos más planos y alargados, como una especie de reminiscencia lejana de nuestros “primos” neandertales que, al igual que la mayoría de primates evolucionados, se caracterizaban precisamente por la forma alargada de sus grandes cráneos (el único primate evolucionado con el cráneo completamente diferente, en forma globular, es precisamente el Homo Sapiens).

Siguiendo con los neandertales, y para acabar este apartado, hay que destacar que, en 1982, el paleoantropólogo Erik Trinkaus afirmó que dos de los cráneos de neandertal, hallados en la famosa cueva de Shanidar, en los Montes Zagros de Iraq, presentaban características morfológicas diferentes a los neandertales europeos, siendo más planos y alargados. Una morfología que dicho investigador atribuyó a la práctica de la elongación craneal artificial. De ser cierta esta teoría, situaría la práctica de la elongación craneal en torno al 55.000-45.000 AP (Antes del Presente), e invalidaría las explicaciones que siempre han atribuido estas prácticas a una forma de diferenciación en sociedades jerarquizadas, ya que los neandertales eran cazadores-recolectores y, por tanto, vivían en sociedades más o menos igualitarias.

Sin embargo, la teoría de Erik Trinkaus ha sido descartada tras una reinterpretación más reciente de los cráneos de neandertal encontrados (Shanidar 1 y 5). Parece ser que la extraña forma de estos cráneos no se debe a la práctica de la elongación, sino a errores en su reconstrucción por la ausencia de fragmentos.  Por tanto, y ante la falta de más indicios, hay que descartar de plano que los neandertales deformasen sus cráneos intencionadamente.

Por otro lado, hay que destacar que, en el entorno de este mismo yacimiento, la cueva de Shanidar, han aparecido cráneos de sapiens modificados artificialmente, y fechados en el periodo de transición al Neolítico, entre el 9.000 y el 8.500 a. C., unos restos que si se ponen en contexto, junto con los hallados en el ya mencionado yacimiento de Ganj Dareh, y otros similares, como el yacimiento neolítico de Bouqras (6.400-5.500 a. C.), en Siria, permiten afirmar que la práctica de la elongación craneal en el norte de Mesopotamia se realizó ininterrumpidamente durante casi cuatro milenios. Un buen indicativo de la importancia que esta costumbre tenía para la cultura de los habitantes de la región en el Neolítico.

3 – La deformación craneal en China.

Las prácticas de deformación craneal en China son, hasta la fecha, las más antiguas jamás encontradas. En el yacimiento neolítico de Houtaomuga, en la provincia de Jilin, un equipo de arqueólogos, de la Universidad de Texas A&M, ha hallado 25 esqueletos humanos, de los que 11 (cinco adultos y seis niños) tienen el cráneo modificado artificialmente. Estos restos pertenecen a diversos periodos de ocupación del sitio, estando fechado el cráneo más antiguo sobre el 12.000 AP, aunque la mayoría son más recientes, de entre el 6.300-5.000 AP.  Pero, aparte de su antigüedad, lo más destacado de estos hallazgos es que demuestran que los esqueletos con el cráneo deformado tenían un estatus jerárquico superior al del resto, ya que en sus tumbas se han hallado ricos ajuares, de vasos de cerámica decorados, y adornos de conchas, que están ausentes en las del resto. Aparte, el hecho de que algunos de ellos estuviesen enterrados juntos puede apuntar a que se trataba de una familia de líderes tribales.

Por otro lado, el cráneo más antiguo hallado en Houtaomuga, fechado, como dije antes, sobre el 12.000 AP, ha suscitado un interesante debate, ya que el paleoantropólogo Xijun Ni, de la Academia China de las Ciencias, en Beijing, niega que haya sido alargado artificialmente, defendiendo que sus características son naturales, al ser menos achatado y largo que los demás. Puede ser, o puede ser que Xijun Ni este defendiendo su propio descubrimiento, el que hasta entonces era el cráneo alargado mas antiguo, un ejemplar fechado sobre el 11.200 AP, y que fue descubierto en una excavación minera en el río Songhuajiang, cerca de la ciudad de Harbin, al noreste de China.

Elongación craneal en China
Elongación craneal en China

Sea como fuere, el caso es que en China han aparecido algunos de los ejemplos más antiguos de elongación craneal, una práctica que, en este contexto, parece estar claramente asociada a la diferenciación social, siendo una marca ritual que llevaba exclusivamente la elite en una época, el Neolítico, en la que las sociedades humanas se vuelven progresivamente más complejas, y jerárquicas.

Unos cambios que, tradicionalmente, han sido asociados a la estratificación social que surge con el sedentarismo, el desarrollo de la ganadería y la agricultura, y la creciente diferenciación entre los que pueden acumular excedentes (ricos) y los que no, pero que en realidad surgen antes, en el seno de los grupos de cazadores-recolectores avanzados, que aparte de poder acceder ya a numerosos recursos alimentarios, se reconocen a sí mismos como miembros de un grupo que comparte una misma cultura, y valores, y que busca diferenciarse del resto.

En resumen: los hallazgos de prácticas de modificación craneal en grupos de cazadores recolectores en tránsito al Neolítico, indican que el deseo por algunos grupos humanos de diferenciarse entre sí, y diferenciarse de otros, ya estaba presente en las sociedades tribales, consideradas como primitivas. Es decir, no es algo exclusivo de las sociedades marcadamente estratificadas de la Antigüedad.  Esto explicaría porque estas prácticas surgen en lugares y fechas tan distantes y sin relación entre sí. Diversos grupos humanos, que comparten un deseo de diferenciarse del resto, descubren técnicas similares de deformación craneal, aplicando maderas y vendajes a los niños pequeños (mientras los huesos están en crecimiento).

4 – La elongación craneal en la cultura de Paracas, Perú.

La elongación craneal realizada por la cultura Paracas (lluvia de arena en quechua) es uno de los ejemplos más representativos de la realización de esta práctica en América. Dicha cultura precolombina se desarrolló en la península de Paracas, en la provincia de Pisco, Perú, desde el 700 a. C. hasta el 200 d. C., y tiene dos periodos bien definidos, una época inicial, denominada Paracas-Cavernas (700 a. C. – 200 a. C.), en la que los enterramientos se realizaban en pozos verticales ensanchados en el fondo, y una época tardía, Paracas-Necrópolis (200 a. C. – 200 d. C.), en la que los enterramientos se realizaban en cementerios rectangulares con galerías subterráneas. En ambas épocas hay múltiples ejemplos de deformación craneal, y de trepanación.

Dada la sequedad del desierto costero peruano, muchos de los cráneos hallados en Paracas se encuentran en un gran estado de conservación, algunos conservan mechones de pelo, e incluso hay cráneos que conservan todo el peinado. Gracias a esto, se ha podido determinar que los nativos de esta cultura empleaban diversas técnicas de elongación craneal y que los peinados solían estar definidos por dichas técnicas.

Fruto de esa diversidad de técnicas en la Cultura Paracas, los cráneos encontrados han sido tradicionalmente clasificados, según el método de elongación y la diferente colocación de tablillas, almohadillas, y sujeciones, en: cuneiformes (presión delantera y trasera para que el cráneo creciera en altura en forma cónica), tabular (se oprimía los laterales del cráneo y la parte posterior, para obtener un aspecto alargado, plano, y elevado), anular (se utilizaban cintas y llautos para dar una forma tubular y anillada), y bilobular (mismo método que la tabular, pero ejerciendo presión también en la parte superior del cráneo, para obtener un aspecto alargado y bajo).

Al igual que en otras culturas antiguas, la acumulación de excedentes, fruto de una agricultura y pesca muy desarrolladas, suscitó la estratificación social en la cultura Paracas. Por ello, y dada la aparición de ricos ajuares, y mantos ceremoniales, en las mismas tumbas en donde se encontraron cráneos con elongación, los arqueólogos creen que esta práctica era un símbolo de diferenciación empleado exclusivamente por las clases altas: nobleza y sacerdotes.

Por otro lado, hay que destacar también que las distintas deformaciones craneales de la cultura Paracas no sólo diferenciaban a las elites sociales, sino que también servían para diferenciar a grupos regionales, o generacionales. Un trabajo de investigación, realizado por la arqueóloga peruana Elsa Tomasto-Cagigao (ver bibliografía), en el que se analizan 38 cráneos provenientes de la necrópolis de Wari Kayán, y de tumbas encontradas en los valles de Palpa, muestra que existían importantes diferencias entre ambos tipos, en el primer caso, las bóvedas craneales cráneos son altas y estrechas (modelo tabular cilíndrico), mientras que en el segundo son más bajas y anchas (modelo cuneiforme). Además, el yacimiento de Wari Kayán muestra también un cambio de modelo de deformación craneal que podría ser generacional, o asociado a un relevo en las elites.

El rico contexto cultural de los cráneos alargados de Paracas sigue en proceso de investigación, y es probable que con el tiempo la información al respecto aumente y sepamos más de estas curiosas costumbres. Sin embargo, hoy en día la fama mediática de los cráneos de Paracas tiene más que ver con las investigaciones pseudocientíficas, y las teorías ufológicas, como la de los Alienígenas Ancestrales (supuestos alienígenas que crearon a los humanos y que se identifican con los antiguos dioses) que con ciencias serias (y mal financiadas), como son la Arqueología, la Antropología, y la Historia.  

Estas teorías, de ciencia ficción, defienden que existió una raza antigua, fruto de la hibridación entre humanos y alienígenas (los famosos nephilim del libro de Enoc), que fue la responsable de los grandes avances culturales en las sociedades antiguas. Un ejemplo, según ellos, de esta supuesta hibridación, serían los extraños cráneos, procedentes de la necrópolis de Chongos, que se muestran en el Museo Histórico de Paracas (la colección privada del señor Juan Navarro Hierro). Algunos de estos ejemplares tienen características morfológicas diferenciales: bóvedas craneales de gran tamaño, cuencas oculares enormes, mandíbula robusta, foramen parietal, carecen de sutura sagital y, aparentemente, no muestran marcas de deformación artificial, lo que ha hecho pensar en un posible origen natural, por herencia genética.

Además, también hay cráneos de Chongos que muestran restos de cabellos rojizos (un rasgo genético recesivo, asociado a la mutación del gen MC1R, que impide sintetizar la eumelanina que oscurece el pelo), o incluso rubios, que apuntan a una procedencia euroasiática de estos pobladores de Paracas. Una teoría respaldada por el escritor Brien Foerster, que, en base a dos estudios genéticos privados, realizados en EE. UU., en 2017-2018, en los que se analizaron muestras de 19 cráneos, ha expuesto que tienen una antigüedad de unos 2.400 años, y una procedencia caucásica, en concreto; de Crimea y las costas del Mar Negro. Es decir, en contraste con el resto de nativos peruanos, estos pobladores tendrían ADN europeo en una época muy anterior al descubrimiento de América, con todo lo que ello implica.

Cráneo con pelo rojizo de Paracas
Cráneo con pelo rojizo de Paracas. Foto de Brien Foerster.

Lo que está meridianamente claro es que, pese a su extraña morfología, estos cráneos son de seres humanos, y que las explicaciones de ciencia ficción; como la hibridación, la modificación genética intencionada, y teorías similares, realizadas por parte de pseudo científicos, responden más a un afán de lucro, mediante la venta de libros, o la producción de documentales, que a un verdadero interés científico. No hace falta buscar explicaciones fantasiosas para explicar las diferencias morfológicas entre humanos, ya que tenemos suficientes ejemplos en la evolución de los homínidos, y siempre han sido originadas de forma natural, y durante un largo periodo de tiempo.

Así pues, la extraña apariencia de estos cráneos “naturales”, de la cultura Paracas, pudo ser debida a una determinada herencia genética, que fue transmitida entre los miembros de un mismo grupo endogámico, como era la nobleza, y que hizo persistir determinados rasgos arcaizantes, quizás también, por una posible influencia del ADN neandertal/denisoviano. Es incluso posible que, como defiende Brien Foerster, las prácticas de deformación craneal, realizadas por la nobleza de Paracas, tuvieran por objetivo el parecerse a sus ancestros, es decir a colonizadores, procedentes originariamente del Mar Negro, que llegaron a América desde Asia, y que tenían estas características de forma natural.

Esta teoría se sustenta, además de por los estudios genéticos, por el hallazgo, en Paracas, del cráneo elongado de un bebé de unos 3 meses de edad, es decir que, aparentemente, nació ya así, y por el descubrimiento en Crimea, en 2015, de cráneos alargados. Sin embargo, y a falta de estudios científicos válidos, es decir; reconocidos internacionalmente, de momento todo esto no pasa de ser simples conjeturas.

Por último, hay que recordar que, aunque se consiguiese demostrar la existencia de una gran migración desde el Cáucaso hasta Próximo Oriente, Asia, o incluso América, de pobladores que difundieron a su paso las prácticas de elongación craneal, eso no explicaría porque existieron costumbres similares en el África subsahariana, o en Oceanía.

5 – Conclusiones.

Las prácticas de elongación craneal, realizadas en todos los continentes, a lo largo de la Historia, y en algunos casos hasta bien entrado el siglo XX, no parecen tener un origen común, sino que más bien fueron originadas, autóctonamente, como respuesta a un deseo similar: diferenciarse del resto de humanos. Una diferenciación que pudo ser de carácter étnico (diferenciar a un determinado grupo del resto), en el caso de los grupos de cazadores-recolectores en transición al Neolítico, o de carácter sociocultural (diferenciar a las clases altas del resto), en el caso de las sociedades antiguas. Tendrían por tanto un origen simbólico, y estético, que aparentemente es inherente al ser humano. Es decir, la práctica de alargar el cráneo tendría un propósito similar a otras costumbres realizadas por los seres humanos para diferenciarse entre sí, como son la escarificación, los tatuajes, las pinturas tribales, o los peinados.

Por otro lado, lo mas intrigante, en mi opinión, de las prácticas de elongación craneal, es su relación con la posible existencia de humanos que tuviesen estas características morfológicas de forma natural, es decir: por herencia genética. No hay que descartar que existieran humanos en los que el ADN neandertal tuviera una mayor presencia, y que esto originase la aparición de rasgos morfológicos similares a los de esta especie, como es el tener el cráneo más plano y alargado. Con el tiempo, la mezcla genética, con otras poblaciones, ha diluido la presencia de dicho ADN neandertal en los humanos actuales, y ha hecho que estos rasgos arcaizantes prácticamente hallan desaparecido, pero, milenios atrás, tuvieron una mayor presencia.

Es posible que en casos como el de la cultura de Paracas la elongación craneal artificial se hiciese para imitar los rasgos de estos supuestos ancestros, aunque solo podremos arrojar algo de luz sobre este controvertido tema con investigaciones científicas rigurosas.

Fuentes y Bibliografía:
  • Braverman, I.: Akhenaten and the Strange Physiques of Egypt’s 18th Dynasty. Annals of Internal Medicine · May 2009. DOI: 10.7326/0003-4819-150-8-200904210-00010.
  • Foerster, B.: Elongated Skulls Of Peru And Bolivia: The Path Of Viracocha. Create Space (2015). ISBN-10: ‎ 1507892810.
  • Meiklejohn Christopher, Agelarakis Anagnostis, Akkermans Peter A., Smith Philip E. L., Solecki Rose.: Artificial cranial deformation in the Proto-neolithic and Neolithic Near East and its possible origin: Evidence from four sites. Paléorient, 1992, vol. 18, n°2. pp. 83-97.
  • Munizaga, J.: Deformación craneana intencional en América. Revista Chilena de Antropología Nº 6. 1987. pág. 113-147.
  • Ni, Xijun.: Earliest-known intentionally deformed human cranial fossil from Asia and the initiation of hereditary hierarchy in the early Holocene: Supplementary Information. Academia China de las Ciencias. (2019) doi: https://doi.org/10.1101/530907
  • Tomasto-Cagigao, E.: Modificaciones craneales paracas: ¿estatus, etnicidad, estética? Boletín de Arqueología PUCP / N.° 22 / 2017, 255-276 / ISSN 1029-2004.

© 2022 – Autor: Marco Antonio Martín García
Todos los derechos reservados. Prohibido el uso comercial y la reproducción total, o parcial, de este texto sin la autorización y el consentimiento previo del autor.
https://senderosdelahistoria.wordpress.com

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.