Piratas y Bucaneros famosos de los siglos XVII y XVIII


A mediados del siglo XVII, el progresivo declive del Imperio Español y el establecimiento de colonias en América por parte de potencias enemigas, como eran Francia, Inglaterra y Holanda, convirtió al Mar Caribe en un nuevo campo de batalla, en el que corsarios y piratas serán los principales protagonistas. Atacar los barcos y colonias españolas se convirtió en un próspero negocio, y por ello, la piratería fue aumentando exponencialmente, hasta convertirse en una verdadera plaga. La llegada de la Paz de Utrecht, a comienzos del XVIII, dejó a los corsarios sin trabajo. Sin embargo, la mayoría renunció a desmovilizarse y decidió continuar con sus actividades. Aunque a partir de entonces, los piratas ya no atacarán las colonias españolas, mucho mejor fortificadas, sino que su objetivo serán los grandes y ricos mercantes que seguían las nuevas rutas comerciales entre Europa, África y América (el denominado «Comercio Triangular»). En esta época surgen piratas míticos que lograron grandes hazañas y riquezas, pero que casi siempre sufrieron un trágico fin. El ataque indiscriminado al comercio internacional propició que las grandes potencias se unieran finalmente para acabar con la piratería. El apogeo de la piratería marcó también su fin. Pero los denominados “reyes del mar” nunca serán olvidados gracias a las leyendas de sus fabulosos tesoros y las hazañas míticas que realizaron estos verdaderos «lobos de mar».

The Buccaneer Was a Picturesque Fellow, 1905 Howard Pyle (1853-1911) Delaware Art Museum
The Buccaneer Was a Picturesque Fellow, 1905.
Howard Pyle (1853-1911) Delaware Art Museum

1 – Piratas y Bucaneros:

1.1 – Bucaneros:

Los Bucaneros en origen eran emigrantes protestantes, en su mayoría franceses y holandeses, que, huyendo de las Guerras de Religión europeas se asentaron en la parte occidental de la isla de la Española (actual Haití) y en la vecina Isla de la Tortuga, dedicándose al contrabando y a la venta del “boucan” (de ahí viene el nombre bucanero); un tipo de carne de res ahumada muy apreciada por los marineros ya que se conservaba durante mucho tiempo y por tanto era ideal para llevar a bordo durante viajes largos, en los que la carne sin curar se pudría rápidamente. Con el tiempo, los bucaneros de la Isla de la Tortuga compaginaron el contrabando con el asalto a los pequeños mercantes españoles que surcaban el estrecho Paso de los Vientos, entre Cuba y la Española. Viendo una oportunidad de debilitar a su rival, Francia decidió colonizar oficialmente el asentamiento de los bucaneros en la Española, y la Isla de la Tortuga. A partir de entonces, se convertirán en bases militares desde las que sus corsarios atacaran a los españoles. Debido a este peculiar origen, los corsarios franceses serán llamados también bucaneros y pronto el vocablo pasará a denominar a todos los corsarios y piratas que atacaban las colonias españolas durante el siglo XVII. En contra de lo que se cree, los bucaneros no solían atacar las flotas de galeones españoles que transportaban metales preciosos y joyas, ya que estas estaban fuertemente protegidas por poderosos navíos de guerra.  Por todo esto, la táctica preferida de los bucaneros era el asalto anfibio: el ataque por sorpresa contra las ciudades coloniales españolas, en donde se reunía el tesoro, antes de embarcarlo en la flota, con destino a España.

Obviamente, un único barco no podía asaltar una ciudad, por ello, los bucaneros se asociaban entre ellos para formar verdaderas flotas de barcos piratas, que podían transportar centenares de hombres armados, con los que conquistar cualquier objetivo, por muy defendido que estuviese.

Una de las principales bases donde los corsarios y bucaneros formaban sus alianzas era, la Isla de la Tortuga. En esta isla, se fundó una curiosa asociación entre bucaneros de distintas nacionalidades, la denominada “Cofradía de los Hermanos de la Costa”. La asociación creó sus propias leyes, recogidas en el Código de Honor de los Hermanos de la Costa, destinado a resolver los conflictos que pudieran estallar entre aliados tan diversos. El código promulgaba la igualdad entre todos los asociados, la propiedad colectiva de la isla y sobre todo el derecho de todos a la libertad. Todas las decisiones se tomaban de forma democrática, mediante votación universal y siempre se pactaba el reparto del botín antes de zarpar en busca de nuevas presas.

1.2 – Piratas:

A diferencia del siglo XVII, a comienzos del siglo XVIII, los piratas ya no eran corsarios, es decir sus actividades no estaban promocionadas ni costeadas por sus respectivos gobiernos a cambio de su apoyo en la guerra. Ahora no eran considerados militares irregulares, sino simples ladrones que no creían en gobiernos ni leyes, solo querían riqueza, libertad y la oportunidad de ser alguien. Al principio, los piratas se componían mayoritariamente de antiguos corsarios y militares desempleados, pero, con el paso del tiempo, sus filas se nutrieron de marinos mercantes, esclavos fugitivos, forajidos y jóvenes aventureros. Todos ellos tenían una cosa en común: querían ser libres y sobre todo ricos, algo que en aquella época era casi imposible para la gente de condición humilde. La vida de los piratas siempre ha sido vista de forma romántica, héroes populares que decidían arriesgar su vida para tener una oportunidad de enriquecerse, personas carismáticas que no aceptaban las leyes de sus naciones, sólo sus propias leyes. Pero dejando a un lado el aspecto romántico que nos ha transmitido el cine, y la literatura, la mayoría de los piratas eran idénticos a cualquier banda de asaltantes de tierra firme, solo querían obtener riquezas sin importarles la vida de las personas que robaban. Incluso había piratas que eran auténticos psicópatas que violaban, torturaban y mataban por simple placer.

La mayoría de piratas actuaban en solitario y empleaban para sus fechorías barcos pequeños y muy rápidos, los denominados “Fly Boats” (barcos voladores) de los cuales proviene la palabra filibusteros, con la que se denomina también a los piratas. Estos barcos estaban armados con 10 o 20 cañones y su presa más común eran los pesados y lentos mercantes. La rapidez de sus embarcaciones les permitía atacar y desaparecer rápidamente, esquivando cualquier navío de guerra que pretendiera darles caza. Su principal táctica era usar balas de cañón unidas con cadenas, las cuales al ser disparadas se extendían, causando grandes daños en el velamen y los aparejos de sus víctimas, lo cual obligaba a la presa a detenerse y ser así fácilmente abordada. Tras combatir con la tripulación rival los piratas siempre daban la oportunidad de unirse a ellos a los marineros capturados (la otra opción era la muerte, así que la mayoría decidía unirse a la tripulación pirata). Pero aparte de estos piratas comunes, hubo otros que alcanzaron fama eterna por sus temerarias acciones, su valentía, su arrogancia, su promiscuidad, su crueldad y sobre todo por sus legendarios tesoros.

2 – Piratas y Bucaneros famosos:

2.1 – El Olonés, 1635-1668:

François L'Olonnais
François L’Olonnais

François L’Olonnais, conocido también como “El Olonés”, fue un auténtico pirata psicópata, sus atrocidades sin límites le hicieron ser sumamente temido en las colonias españolas. En 1650, con tan solo 15 años, viajó a América mediante un contrato de servidumbre, es decir un contrato mediante el cual se comprometía a trabajar como siervo un número determinado de años a cambio del pago de su pasaje al Nuevo Mundo. En 1660, tras finalizar su tiempo de servicio en una plantación de Haití, el Olonés decidió unirse a las bandas de bucaneros establecidos en la cercana isla de la Tortuga y participar en los ataques que estos realizaban contra los mercantes españoles que surcaban las aguas cercanas.

Según las fuentes de la época, el Olonés era terriblemente cruel con los prisioneros capturados a los cuales despedazaba en vida, les devoraba el corazón o les extraía los intestinos. En 1666, El Olonés saqueó audazmente la ciudad de Maracaibo, en la costa de Venezuela, masacrando y torturando horriblemente a los pobladores que capturaba. El botín recibido fue enorme, pero los piratas lo dilapidaron en continuas fiestas y orgias. Tras eso El Olonés se dedicó a atacar las costas de México y Honduras, capturando varios barquitos pesqueros y algunos galeones españoles. EL gobernador de Cuba intentó detener sus saqueos, zarpando en su búsqueda con el galeón “Virgen del Rosario”, pero el Olonés consiguió escapar a la isla Tortuga. Poco después volvió a atacar las costas de México, pero fue derrotado por los españoles y a duras penas consiguió escapar herido y en solitario, llegando en una canoa indígena hasta la isla Tortuga. Tras reclutar una nueva tripulación, el Olonés se dedicó a saquear las costas de Cuba, hasta que un banco de arena hizo encallar a su barco. Embarcándose de nuevo en canoas, El Olonés y sus hombres llegan hasta el Golfo de Darién. Pero cuando se internan en la selva en busca de agua y fruta son atacados por los belicosos indígenas caníbales “Kuna” que habitaban las selvas del Darién. Solo un hombre de la tripulación consiguió escapar de los indígenas y regresar a las balsas. Según su relato, el Olonés y el resto de la tripulación fueron despedazados, cocinados y finalmente devorados por los Kuna. Un merecido fin para tan despiadado psicópata.

2.2 – El capitán Kidd, 1654-1701:

Probablemente es el más famoso y el que menos fama de pirata merece. William Kidd nació en Greenock, Escocia en 1654. Desde joven fue un buen marino y llegó pronto a capitán. En 1690 se casó con una viuda rica y se estableció en Nueva York. En 1695 el gobierno británico decidió organizar una expedición para capturar a varios piratas que amenazaban el comercio británico con la India. Se ofreció el trabajo a una compañía privada que contrató como capitán a Kidd, quien en 1696 se embarcó a la caza de piratas en un barco construido especialmente para él, el “Adventure Galley”. Su viaje fue un cúmulo de mala suerte, todo le salía mal, un barco de guerra inglés le robó la mitad de la tripulación, un tercio del resto, murió a causa de una epidemia de cólera. Muchos tripulantes querían atacar barcos neutrales en busca de botín, pero Kidd, sólo tenía licencia para atacar barcos franceses y barcos piratas. Ante la presión de la tripulación y después de matar a un tripulante con un balde. Kidd decidió atacar un barco holandés que viajaba con salvoconductos franceses. A su regreso a Nueva York fue acusado de piratería, se entregó a la justicia, pero perdió el juicio y fue condenado a la horca y ahorcado el 23 de Mayo de 1701. La fama de Kidd se debe al gran tesoro que enterró en la isla Gardiners, cerca de Long Island en Nueva York, descubierto al ser encarcelado. El tesoro se llevó íntegramente a Londres, pero Londres nunca lo devolvió a sus propietarios. La historia de Kidd es la de un hombre marcado por la mala suerte.

2.3 – El capitán Roberts, 1682-1722:

Bartholomew Roberts es el pirata más exitoso de la historia, el número de embarcaciones que capturó supera con creces a los de cualquier otro. Pero su fama no se debe solo a su éxito sino a su gran caballerosidad con la mayoría de vencidos. John Roberts nació en 1682 en Casnewydd Bach, en Gales, su vida era la de un marino normal, hasta que en 1719 el barco negrero en el que viajaba fue capturado en la costa africana por el pirata Howell Davis. Roberts decidió unirse a la tripulación pirata, cambiando su nombre John por Bartholomew. Poco tiempo después, el capitán Davis murió en un ataque contra la Isla de los Príncipes y sorprendentemente Roberts fue elegido capitán por votación de la tripulación. Al poco tiempo de su elección Roberts decidió dejar las costas africanas y zarpar hacia Brasil para trasladar a América su campo de operaciones. En su ruta hacia América Roberts se topó con un convoy portugués que atacó exitosamente, capturando varios mercantes y un buque de guerra. Tras vender los navíos capturados y su carga en Nueva Inglaterra, Roberts decidió operar en las zonas pesqueras de Terranova, capturando o destruyendo un gran número de barcos pesqueros. Tras esta exitosa campaña, en 1720 Roberts vendió los barcos que había capturado y se compró un navío francés de 28 cañones, al que bautizó como “Royal Fortune”. Con su nuevo barco, Roberts se trasladó al Caribe, donde inició una nueva exitosa campaña de capturas, capturando en tan solo cuatro días 15 barcos mercantes ingleses y franceses y un buque de guerra holandés de 42 cañones. Con la llegada del otoño y la falta de vientos propicios Roberts decidió atacar la isla de Martinica, capturando un gran número de barcos hasta la llegada de la primavera de 1721. Uno de los barcos que capturó fue el del mismísimo gobernador de Martinica, al cual colgó del mástil de su propio navío, en venganza por las ejecuciones de piratas en Martinica. Roberts cambió su barco por un nuevo navío francés de 52 cañones, al que nuevamente puso el nombre de “Royal Fortune”. Tras eso, Roberts zarpó hacia África, donde se dedicó a capturar barcos negreros, perjudicando de tal forma el comercio de esclavos que el gobierno británico encargó al buque de guerra HMS Swallow que le diera caza.

El 10 de febrero de 1722 ambos barcos se encontraron, la tripulación de Roberts estaba borracha, ya que habían estado celebrando las últimas capturas. A consecuencia de ello, su tiempo de reacción fue demasiado lento, lo cual aprovechó el Swallow para acercarse a corta distancia y lanzar una andanada de metralla que barrió la cubierta del Royal Fortune, matando en el acto al capitán Roberts, cuyo cuerpo fue lanzado al mar por la tripulación para evitar que fuera mutilado o usado de escarnio por sus enemigos. La batalla duró tres horas más, al final de la cual los piratas se rindieron. El capitán Ogle, del Swallow, encontró 300 toneladas de polvo de oro en los buques de Roberts. Toda la tripulación superviviente fue ahorcada en un fuerte de la costa de África. Roberts fue el pirata más grande de todos los tiempos, ya que nadie obtuvo un número de presas tan alto como él, más de 200 en tan solo dos años. Roberts fue un valiente líder que siempre encabezaba los abordajes con dos pistolas en bandolera y un sable en la mano. Pero a la vez era un excéntrico capitán, siempre estaba perfectamente vestido, peinado y rasurado, amaba la ropa costosa y la música de cámara, incluso en ocasiones hizo tocar una orquesta a bordo. La tripulación de su barco era bastante disciplinada y se regía por los códigos de conducta que les imponía Roberts; estaba prohibido pelear, jugar juegos de azar y blasfemar. Peso a ello, la tripulación le tenía un gran afecto por su carisma y su justicia en el reparto del botín. En cuanto a su vida privada Roberts era homosexual, su pareja era el marinero John Walden, al que la tripulación llamaba “Miss Nanny”, el cual era un duro marinero al que le gustaba quemar vivos a los esclavos que caían en sus manos. Walden fue ahorcado junto al resto de la tripulación de Roberts. La fama de caballero del mar de Roberts fue legendaria, pero no hay que pasar por alto la crueldad con la que siempre trató a los franceses que caían en sus manos, no solo al gobernador de Martinica sino a tripulaciones de barcos franceses que torturó y asesinó sin piedad.

2.4 – El famoso Barbanegra, 1680-1718:

Detalle de una ilustración de Edward Teach, Barbanegra
Detalle de una ilustración de Edward Teach, Barbanegra

Edward Teach nació en Bristol, pero partió hacia Jamaica siendo un adolescente. En Jamaica luchó como soldado en el periodo de la guerra de Sucesión Española (1701-1714). Después de la guerra se dirigió a las Bahamas para buscarse la vida. Allí en las Bahamas fue reclutado por el capitán pirata Benjamin Hornigold, un antiguo camarada del capitán Kidd. Teach pronto destacaría como pirata y en 1717 obtendría su propio barco, un barco negrero francés llamado Le Concorde, que capturó y en el que instaló 40 cañones y rebautizó como el ”Queen Anne’s Revenge” (la venganza de la reina Anna). Desde su base en New Providence, Bahamas, Teach atacaría las colonias de las Antillas y de América del Norte, interceptando numerosos mercantes e incluso el barco del pirata Stede Bonnet, barco que Teach incorporó a los otros dos barcos que para entonces ya poseía. La crueldad de Teach con los prisioneros e incluso con su propia tripulación hizo que su larga barba negra rizada se hiciera famosa en todo el mundo.

Tras la destrucción de la base pirata de New Providence, en las Bahamas, por parte de una flota inglesa en enero de 1718, Teach partirá hacia Carolina del Norte en busca de una nueva base, asentándose en la Isla de Ocracoke, cercana a la villa de Bash Town. Desde allí, aprovechará para interceptar numerosos mercantes e incluso para bloquear el puerto de Charleston en Carolina del Sur, bloqueo que levantará a cambio de obtener los suministros médicos que necesitaba, ya que gran parte de su tripulación estaba enferma. A su retorno a la base de Carolina del Norte, la casualidad hizo que a antes de llegar sus barcos encallaran en un banco de arena, perdiendo el Queen Anne’s Revenge y el barco de Stede Bonnet. Teach abandonó a su tripulación llevándose el botín consigo. Tras conseguir llegar a pie a Carolina del Norte, Teach vendió parte de su botín y se compró una casa, casándose con una jovencita e iniciando una nueva vida dentro de la legalidad, ya que el gobernador de Carolina del Norte, Charles Eden le otorgó el perdón oficial por sus crímenes a cambio de una suculenta parte de su botín. Pero Barbanegra se cansó pronto de su vida como “civil” y en 1718 decidió volver a la piratería, aprovechando el apoyo del gobernador, que reconocía las presas de Teach como presas legales. Pero todo cambió cuando el Gobernador de Virginia, Alexander Spotswood, se quejó formalmente ante la Corona Británica de las actividades de Teach y recibió permiso para actuar contra Barbanegra fuera de su jurisdicción virginiana. Spotswood fletó de su bolsillo dos buques para asaltar la base de Teach en Ocracoke.

El asalto a la base de Barbanegra estaría a cargo del experimentado oficial de marina Maynard, capitán del buque de guerra “Pearl” y estaría acompañado por otro buque británico llamado “Lyme”. Los buques británicos asaltaron la base de Barbanegra, encontrándolo borracho, y en plena celebración. Muchos de los hombres de Barbanegra habían acudido al pueblo cercano de Bath Town en busca de diversión, así que Maynard tenía una superioridad de tres a uno contra las fuerzas de Barbanegra, pero Barbanegra decidió vender cara su piel y se embarcó a bordo de uno de sus veleros llamado “Adventure”, tratando de huir. Viendo que la huida era imposible, Barbanegra decidió lanzar una descarga de metralla sobre el buque de Maynard y tras eso se lanzó con sus hombres al abordaje para enfrentarse cara a cara con el capitán Maynard. Maynard disparó un tiro de pistola a Barbanegra pero éste siguió peleando a cara de perro, hasta que un marinero le decapitó con un hacha de abordaje. Antes de morir, Barbanegra había recibido más de 25 heridas de todo tipo, lo cual muestra la gran capacidad física y fortaleza del personaje. La cabeza de Barbanegra pasó a decorar la proa del “Pearl” y luego se expuso en Fort Hampton. Así finalizó la carrera de uno de los piratas más duros de la historia, un hombre que solo creía en su fuerza y en la protección del diablo.

2.5 – Calico Jack, Anne Bone y Mary Read:

Jack Rackham fue un pequeño pirata, que se dedicaba al contrabando y a pequeñas capturas costeras, hasta que se acogió a la amnistía de 1719, tras ser destruida la base de New Providence en Bahamas. Pero tras conocer a Anne Bone su vida cambiaría para siempre. Anne Bone era la hija ilegítima de un importante abogado irlandés, William Cormac y de la criada de la familia. En 1698 después del escándalo del nacimiento ilegítimo, sus padres se trasladaron a Charleston donde su padre ejerció como abogado y se convirtió en un rico comerciante. Se cuenta que ya muy joven Anne apuñaló a una chica con un cuchillo de carnicero. Anne se casará con James Bonny, un cazador sin fortuna quien la llevó a las Bahamas como pirata después de que su padre la desheredara. James se convirtió en un informador del gobernador en su lucha contra los piratas. Ann le abandonó por Calico Jack. Su marido recurrió al gobernador para retenerla. Ann y Jack decidieron huir y vivir de la piratería. Calico Jack dejó a Ann en Cuba en compañía de unos amigos para dar a luz a un hijo común y después del parto dejaron a su hijo en Cuba y regresaron al mar. Ann vestía ropas masculinas, era experta en el manejo de pistolas y machete y era muy respetada por todos los piratas. Jack ofrecía a los marineros capturados en sus correrías unirse a su tripulación. Un marinero de estos llamado Mark Read resultó ser una joven inglesa llamada realmente Mary Read. Así pues la tripulación de Calico Jack contaría con dos mujeres a bordo que demostraron ser igual de valientes o más que sus compañeros masculinos. Toda una reivindicación de la igualdad de sexos que provocó gran escándalo en la puritana sociedad de la época. Pero la carrera de esta tripulación finalizó en 1720 cuando su barco, el “Revenge” fue capturado por los británicos, la mayoría de la tripulación estaba borracha y solo lucharon las dos mujeres. Toda la tripulación fue condenada a muerte en Jamaica.

Jack fue sentenciado a muerte el 17 de Noviembre de 1720, mientras que las dos mujeres vieron aplazada su sentencia, por el hecho de estar embarazadas, posponiéndose hasta que se produjesen los correspondientes partos. Mary, murió de fiebres en la prisión sin llegar a dar a luz y Ann supuestamente fue liberada por mediación de su rico padre, se casó de nuevo y se estableció con sus hijos en Virginia. Con la muerte de Calico Jack murió el último pirata famoso del Caribe, la piratería perdería importancia en América y se desplazaría a Asia en busca siempre de la libertad y la riqueza por cualquier medio. La bandera de Jack, dos tibias y una calavera blancas en fondo negro será la más famosa y será considerada la bandera pirata tradicional. Pero hay que recordar que cada pirata llevaba su propia enseña, su propia bandera diferente de la del resto.

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© 2008 – Autor: Marco Antonio Martín García
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