La Casa de Pavlov, Stalingrado 1942

La batalla por controlar la estratégica ciudad de Stalingrado decidió el destino de la Segunda Guerra Mundial. Stalingrado fue el primer revés serio para las tropas del Eje y fue la forja de donde surgió el Ejército Rojo que derrotaría a los nazis e izaría la bandera Soviética sobre el mismísimo Reichstag. Uno de los episodios más destacables de la batalla de Stalingrado fue la toma y defensa de “la Casa de Pavlov” por parte de las tropas soviéticas. Un episodio de valor desconocido para la mayoría de gente y que es necesario destacar por el nivel de heroísmo y sufrimiento que demostraron los habitantes de “la Casa de Pavlov”. El ejército soviético fue el que más contribuyó a derrotar al Eje y el que más sacrificó en la guerra. Hay que honrarlo como se merece: recordando su heroísmo siempre.

El sargento Pavlov en 1942
El sargento Pavlov en 1942, al lado de su «casa»

El combate en Stalingrado fue un combate urbano, un combate en el que, quienes ocupan las posiciones estratégicas de la ciudad,  obtienen una clara ventaja sobre sus enemigos. Entre las enormes masas de cascotes, vigas retorcidas, y ruinas, las casas más resistentes son auténticas fortalezas que se alzan, dominantes, sobre el discontinuo frente urbano. La Casa de Pavlov era una de estas posiciones, un objetivo estratégico de primer orden para la defensa de Stalingrado. Sus suelos, se bañaron con la sangre de los numerosos soldados, alemanes y rusos, que combatieron como fieras por controlar la casa. En definitiva, el combate por la Casa de Pavlov, fue una buena muestra del horror de aquel infierno, del siglo XX, llamado Stalingrado.

La “Casa de Pavlov” se llamaba, antes de la guerra, “Casa de la Gloria del Soldado” y era un edificio de estilo barroco, de 4 plantas de altura, levantado en pleno centro de la ciudad de Stalingrado, frente a la plaza 9 de enero, para albergar varias oficinas gubernamentales de la U.R.S.S. El 27 de Septiembre de 1942, el capitán Zhukov, del 42º Regimiento de Guardias Fusileros (13ª División de Guardias), ordenó a uno de sus mejores hombres, el sargento ruso Yakov Fedotovich Pavlov (1917-1981), realizar un reconocimiento de la Casa de la Gloria del Soldado, emplazada a unos 200 metros de distancia de su puesto de mando. La casa, había sido ocupada por los soldados alemanes dos días atrás, con intención de emplearla como puesto de observación desde el que dirigir el fuego de artillería contra las posiciones soviéticas. Ante esta peligrosa situación, la reconquista de la casa era prioritaria, pero antes, el mando debía conocer la disposición de sus defensas y el número de enemigos que la ocupaban.

Para llevar a cabo su difícil misión de reconocimiento, el sargento Pavlov optó por emplear solo un pequeño grupo de asalto, conformado por los soldados Alexandrov, Glushenko, y Turgunov, veteranos, como él mismo, que, para sobrevivir en la cruenta batalla de Stalingrado, se habían convertido a marchas forzadas en verdaderos expertos en el combate urbano. Tras engrasar sus subfusiles automáticos PPSh-41, guardarse granadas, y, afilar las palas de trinchera (empleadas como armas de combate cuerpo a cuerpo por los soviéticos), partieron en fila india rumbo a la casa. A medio camino, entre el puesto de mando y el edificio a conquistar, se hallaba un silo de granos abandonado, en donde el sargento apostó al soldado Turgunov con órdenes de pedir refuerzos en caso de que el reconocimiento fracasase y, en caso contrario, si no eran detectados, debería reunirse con el resto del grupo tras 10 minutos.

Con la noche iluminada por la luna y por cientos de bengalas el sargento Pavlov y sus dos hombres restantes se infiltran en la casa sin ver rastro de centinelas alemanes por ninguna parte. Tras inspeccionar la entrada al edificio, sin encontrar enemigos, el grupo, con Turgunov de nuevo entre ellos, recorre unos 15 metros hasta la otra entrada del edificio en busca de los alemanes. Mientras recorren sigilosamente la planta baja, Pavlov, escucha voces en alemán en una habitación. Ante esto, decide asaltar el cuarto para acabar con los enemigos. Tras posicionar a sus hombres cubriendo la entrada, Pavlov arrojó una granada al interior de la habitación y cerró la puerta. Tras el estallido de la granada, Pavlov y Turgunov entraron al cuarto, disparando ráfagas con sus subfusiles, para acabar con cualquier posible superviviente a la explosión. Dentro, se encontraron con una habitación lujosamente amueblada, en la que yacían tres soldados alemanes muertos junto a una ametralladora emplazada en una ventana que dominaba la plaza. Mientras contemplaba la escena, Pavlov escuchó ruido de pasos y descubrió a una docena de alemanes que salían corriendo de la casa para buscar refugio en un edificio cercano. Sin perder un instante, Pavlov se puso a manejar la ametralladora emplazada, abriendo fuego contra los alemanes que huían y alcanzando a varios de ellos, que cayeron muertos.

Finalizado el breve combate, Pavlov y sus soldados continuaron el registro del edificio, pero, no hallaron a más alemanes, todos los defensores habían huido, dejando incluso la comida caliente sobre la mesa. En mi opinión, los alemanes seguramente pensaron que el grupo de Pavlov era mucho más numeroso, eso, unido a la sorpresa de un ataque nocturno les hizo huir a toda prisa. Pero, no tardarían en volver, el mando alemán no podía permitirse perder esa posición y, por ello, ordenó la reconquista inmediata del inmueble, a cualquier precio.

Soldados soviéticos en Stalingrado
Soldados soviéticos en Stalingrado

Media hora después de tomar la casa, el soldado Glushenko, que estaba de vigía ,descubrió a un grupo de 15 alemanes arrastrándose por la plaza hasta la casa. Tras comunicárselo a Pavlov, éste decide no disparar hasta que los alemanes estuvieran muy cerca, para maximizar las bajas enemigas. Cuando sonó el silbato del oficial alemán, y el grupo de asalto enemigo se incorporó para lanzarse al asalto, los cuatro soldados soviéticos abrieron fuego a discreción con su ametralladora y subfusiles, segándolos con sus disparos. Seis soldados alemanes cayeron muertos, y, el resto, se vio forzado a ponerse a cubierto para salvar la vida. Tras abatir a otro alemán, que trataba de acercarse en sigilo a la casa, los ocho alemanes sobrevivientes se replegaron. Tan sólo 15 minutos después, los alemanes emprendieron un ataque similar, que fracasó de nuevo.

Los soviéticos, disponían de una magnífica posición para defenderse de ataques frontales, cada cuarto de hora, durante tres horas, los alemanes lanzaron asaltos contra la posición, fracasando todos ellos. La plaza, quedó regada de muertos y heridos. Finalmente, se dieron, momentáneamente, por vencidos, y desistieron de realizar más ataques esa misma noche, permitiendo a Pavlov y sus hombres tener un poco de descanso. Pese a su inferioridad numérica, los cuatro hombres habían resistido tenazmente todos los ataques alemanes. Toda una hazaña digna de encomio. En mi opinión, es probable que los alemanes fueran comandados por un oficial obstinado, y poco imaginativo, que, sintiéndose humillado, se empeñaba en lanzar constantes asaltos frontales, que eran completamente ineficaces contra una casa que contaba con buenas defensas y un amplio campo de tiro.

Subfusil PPSh-41 y fusil antitanque PTRD-41
Subfusil PPSh-41 y fusil antitanque PTRD-41

Al amanecer, los alemanes no reanudaron sus esfuerzos, lo cual, fue aprovechado por Pavlov para fortificarse, comer un poco de la comida de los anteriores inquilinos alemanes, y hacer un reconocimiento con sus prismáticos, desde la azotea, de las posiciones alemanas. Al atardecer, Pavlov envió al soldado Turgunov de regreso a sus líneas para solicitar refuerzos. Una hora más tarde, llegó un destacamento de veinticinco hombres, comandados por el teniente Iván F. Afanasiev, y  armados hasta los dientes con ametralladoras, minas, y fusiles antitanques PTRD-41. Durante los siguientes días, los alemanes se mantuvieron a la espera, sin atacar, lo cual fue aprovechado por los soviéticos para fortificarse; colocando sacos terreros para proteger a los sirvientes de las ametralladoras que cubrían las ventanas, y emplazando trampas anticarro, minas, y alambre de espino, en los accesos al edificio. En esta tarea, tuvieron la ayuda de unos 30  civiles rusos que, sin poder huir, vivían escondidos en sótanos de edificios cercanos. Además, los soviéticos crearon emplazamientos camuflados para alojar a los francotiradores soviéticos que solían acudir a la casa a “cazar alemanes”, uno de estos visitantes será el insigne Vasili Zaitsev, que durante la batalla de Stalingrado abatió a 240 alemanes, incluido el profesor de la escuela alemana de francotiradores, el mayor König (Heinz Thorvald), hechos reflejados en la película “Enemigo a las Puertas”.

Tras este respiro, los alemanes reanudaron sus ataques, lanzando asaltos combinados, de infantería protegida por tanques medios, contra la casa, aunque sus defensores lograron resistir todos los embates y mantenerse firmes. Cada vez que fracasaba un asalto, los alemanes bombardeaban durante horas la posición y volvían a la carga. Pero, día tras día, y ataque tras ataque, la casa lograba resistir. El estrés del combate era terrible para todos, pero, los defensores contaba con una ventaja, tenían una moral alta, ya que, al fin y al cabo, estaban luchando por defender su tierra, sus hogares, y la mayoría había escuchado historias sobre las atrocidades cometidas por los alemanes en los territorios conquistados. Por ello, preferían morir peleando a ceder un palmo de terreno. En su diario Pavlov anotó por esas fechas: «Stalingrado ya no es una ciudad. De día es una enorme nube de humo cegador, un gran horno iluminado por los reflejos de las llamas. Y, cuando llega la noche, los perros se arrojan al Volga porque las noches de Stalingrado los aterrorizan«.

Finalmente, la Casa de Pavlov fue defendida con éxito durante 58 días. Su heroica resistencia se convirtió en leyenda, extendiéndose por toda la ciudad como un ejemplo para otros soldados que defendían Stalingrado de la agresión nazi. El sargento Pavlov, fue herido durante las fases finales de la heroica defensa del edificio que llevaba su nombre, al igual que el teniente Afanasyev. Ambos, fueron condecorados por su heroísmo.  Finalmente, la Batalla de Stalingrado concluyó, tras la rendición incondicional del VIº Ejército alemán, el 3 de febrero de 1943. Ambos bandos sufrieron cerca de medio millón de bajas, pero, la URSS logró detener la invasión nazi, y equilibrar la situación estratégica. Dos años después, entrarían en Berlín.

Pavlov en la postguerra
Pavlov en la postguerra

Tras recuperarse de sus heridas, el sargento Pavlov regresó al frente, combatiendo sin descanso y recibiendo nuevas heridas, hasta la caída de Berlín. Por su heroísmo, tenacidad, y sacrificio, fue distinguido con la Medalla de Héroe de la Unión Soviética, con la medalla de la Orden de la Revolución de Octubre, la medalla de la Orden de Lenin, y dos estrellas rojas. Tras la guerra, Pavlov se unió al Partido Comunista y ocupó varios cargos políticos. Murió el 29 de septiembre de 1981, siendo enterrado en la ciudad de Novgorod. La ciudad de Stalingrado ya no existe, ha vuelto a su nombre original,  Volgogrado, pero, en sus calles aún resuena el heroísmo desplegado por millones de soldados, que como Pavlov, dieron todo para defender a su país. Su sacrificio nunca caerá en el olvido.

Memorial actual en la Casa de Pavlov
Memorial actual en la Casa de Pavlov

© 2007 – Autor: Marco Antonio Martín García
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3 comentarios

  1. Se dieron muchos casos como el del heroico sargento Pavlov,como el de los 25 soldados que defendieron el silo de grano contra dos divisiones de infanteria nazi,durante mas de una semana,diezmandolas de tal manera que los «cabezas cuadradas» llamaban demonios a los defensores porque no habia forma de acercarse al silo…Solo lo lograron cuando el ultimo defensor murio.25 hombres habian provocado casi 2.000 bajas a los nazis.

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  2. Estoy muy interesado en esta caso y otros casos similares de la resistencia del ejercito rojo en un edificio.
    Si pudieras recomendarme bibliografía en español sobre el tema te estaría muy agradecido.

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  3. Call Of Duty аналогичная миссии, в которой один с укоренившимися и солдаты напали с областью действия Моисея Нагано, затем касается дома, а затем, пока не ясно защитить укрепляет нас. Павлов почти всегда заканчивается мертвым

    En call of duty 1 hay una campaña donde uno tiene que atacar esa casa y defender la casa hasta que llegue refuerzos

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