El mariscal Erich von Manstein es uno de los mejores generales alemanes de la Segunda Guerra Mundial, destacando por conseguir “victorias imposibles” con su precisión y su genio estratégico, haciendo siempre lo inesperado y perfeccionando al máximo la guerra de movimiento, golpeando siempre con máxima fuerza y precisión los puntos flacos de sus enemigos. Von Manstein es el último representante de los generales aristócratas prusianos, nobles que se dedicaban a la vida militar al estilo de sus antepasados medievales, y que destacaban siempre por su férrea disciplina, por su defensa del honor y por buscar el perfeccionismo en el campo de batalla. Frente a los modernos generales nazis que destacaban por su fanatismo y brutalidad, von Manstein era un caballero que respetaba a sus enemigos y que defendía siempre su honor y el de sus tropas.
Erich von Manstein nació en el seno de una noble familia prusiana el 24 de noviembre de 1887 en Berlín, con el nombre de Fritz Erich von Lewinski. Su padre era el general de artillería Eduard von Lewinski y su madre era Helene de Sparro, los cuales tuvieron contando a von Manstein un total de 10 hijos. Su padre murió durante unos ejercicios militares en 1896, cuando von Manstein tenía 9 años edad, tras este suceso el joven von Manstein fue adoptado por su tío Georg von Manstein recibiendo el nombre y título aristocrático de su padre adoptivo, nombre con el que posteriormente pasará a la historia.En 1900, y al estilo de otros muchachos de su posición, ingresa como cadete en la «Escuela Militar de Ploen», alcanzando en 1906 el grado de alférez en el “3er Regimiento de Guardias a Pie”, siendo ascendido a Segundo Teniente en 1907. En 1913, von Manstein, continuando con su formación militar, ingresó a la “Academia de Guerra”, donde alcanzó el grado de Teniente. En 1914, estalló la Primera Guerra Mundial, contienda, en la que el teniente von Manstein servirá en sus inicios en el frente occidental, enmarcado dentro del “2º Regimiento de Granaderos” y participando en la cruenta “Batalla del Marne”, donde fue herido de gravedad. Tras una larga convalecencia von Manstein es ascendido a capitán en 1915 y transferido al estado mayor del general von Gallwitz, en el Frente Ruso. Posteriormente, Manstein estará adscrito a varios estados mayores de cuerpos de ejércitos diversos, hasta ser nombrado a finales de 1915 jefe de operaciones de la “4ª División de Caballería de Curlandia”, llegando en 1918 a jefe de operaciones en la “División de Infantería de Asalto 213”, en el frente occidental, donde permanecerá hasta el fin de la guerra en 1918. Tras la derrota, y la reducción del ejército alemán, Manstein, que aún tenía ganas de acción, se enrola como voluntario en la Fuerza de Defensa de Fronteras de Breslau, donde permanecerá sirviendo un año.
En 1920, Erich von Manstein participará en la creación de el nuevo y reducido ejercito alemán de posguerra: el “Reichswehr”, donde será nombrado comandante de compañía, dentro del “Cuerpo de Ejércitos de Stettin”. Ese mismo año contraerá matrimonio con la dama noble Jutta Sybille von Loesch con la cual llegará a tener tres hijos. En 1921, von Manstein, continuando su carrera, es nombrado comandante de compañía, oficial de entrenamiento y ayudante del Comandante del IV Regimiento de Infantería de Dresde. En 1927, Manstein será ascendido al rango de Mayor e incluido en el Estado Mayor de su regimiento. En los siguientes años, Manstein viajará para ver y aprender de la organización militar de varios países. En 1932, Erich von Manstein fue promovido al rango de Teniente Coronel y recibió el mando del “Batallón de Cazadores Alpinos de Kohlberg”.
En 1933 von Manstein, siguiendo su meteórica carrera, es ascendido a Coronel, el siguiente año alcanza el puesto de “Jefe de Estado Mayor del Distrito III “(Distrito de Berlín), en 1935 es asignado al Estado Mayor de la Wehrmacht (Ejército de Tierra alemán), y en 1936 Manstein es ascendido a Mayor General y nombrado jefe de Estado Mayor del General Ludwig Bock. Estos triunfos profesionales continuarán en 1938 con la participación en la anexión de los Sudetes en 1938, como Jefe de Estado Mayor del General von Leeb.
Erich von Manstein, pese a admirar la labor de Adolf Hitler y compartir varias de sus ideas, no ingresó, como otros de sus colegas militares, en las filas del partido nazi, él era sobre todo un hombre del ejercito, un oficial prusiano frustrado por la que consideraban “injusta derrota” de la Primera Guerra Mundial y, como muchos de sus colegas, seguramente estaría deseoso de tener una segunda oportunidad. El ejército alemán encumbró a Hitler en el poder, pensando que podrían manejarlo a su antojo y que sería una marioneta de sus deseos de revancha, la historia demostraría que los generales prusianos estaban equivocados, quedando esclavizados de sus propios deseos de venganza y del hombre que eligieron para conducirlos a ella y a la Segunda Guerra Mundial.
En 1939, y tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial con la agresión alemana a Polonia, von Manstein es ascendido a Teniente General, y asignado al Estado Mayor del General von Rundstedt, comandante del Grupo de Ejércitos Sur durante la invasión de Polonia, donde Manstein destacó por su precisión en la conducción de sus tropas durante la Blitzkrieg o ”guerra relámpago” que en pocas semanas acabo con los polacos.
A principios de 1940, Alemania, libre de molestias en el este, se preparaba para invadir Francia, su principal enemigo continental. Erich von Manstein recibió el comando del 38 Cuerpo de Infantería e intervino decisivamente en el diseño del plan de ataque a Francia. El alto mando alemán pensaba atacar Francia mediante una reedición del “Plan Schlieffen”, basado en la invasión de Francia a través de Bélgica y Holanda, evitando así las formidables defensas de la línea Maginot en la frontera entre ambos países y que usaron para invadir Francia durante la Primera Guerra Mundial, pero Manstein fue más audaz y pensando que los aliados estarían esperando un golpe de esas características rediseñó el plan de invasión y presentó a Hitler un nuevo plan, denominado “Operación Sichelschnitt» o “Golpe de Hoz”, basado en hacer creer a los aliados que el ataque sería por Holanda y Bélgica, para que éstos trasladaran su masa de ejércitos a esa zona y luego descargar el verdadero golpe lanzando al grueso de las divisiones panzer (divisiones acorazadas) a través de los bosques de las Ardenas para aislar y rodear a los ejércitos aliados que defenderían la frontera norte de Holanda y Bélgica. El plan era extremadamente audaz y fue rechazado por el temeroso alto mando del ejército, pero a Hitler le encantó en cuanto lo leyó y lo aprobó en el acto. La base del plan era que las tropas alemanas acorazadas actuarán conjuntamente con la aviación y realizaran ataques rápidos y extremadamente potentes, según la técnica de la Blitzkrieg, el plan se basaba en la rapidez, precisión, potencia de fuego y sobre todo en la coordinación entre los diferentes ejércitos invasores.
En la Campaña de Francia von Manstein demostró que su plan era todo un éxito y en pocas semanas los alemanes infringieron una tremenda derrota a los aliados franceses y británicos y ocuparon fácilmente toda Francia. Durante esta campaña Manstein fue ascendido a General y condecorado con la Cruz de Caballero por su valor y la acertada dirección de sus tropas.
A principios de 1941, la Alemania nazi se preparaba para la “Operación Barbarroja”, el asalto y conquista de la Unión Soviética, una de las mayores potencias de la época, regida por la férrea dictadura de Josif Stalin y el partido comunista. Los nazis se planteaban la campaña no sólo como una guerra de conquista de valiosos recursos, sino como una cruzada de exterminio contra su rival ideológico más odiado.
De cara a esta operación Manstein recibió el mando del 56º Panzerkorps “Cuerpo de Panzers”, siendo asignado al 4º Panzergruppe “Grupo Panzer” mandado por el general Hoepner. Este grupo de ejércitos acorazados fue enmarcado dentro del “Grupo de Ejércitos Norte” al mando del mariscal von Leeb, cuya misión consistía en invadir la Unión Soviética por el norte, con la ayuda de Finlandia y conquistar la gran ciudad de Leningrado.
El 22 de junio de 1941, se inició la operación Barbarroja y las tropas alemanas invadieron a toda velocidad la Unión Soviética, avanzando imparables. En 4 días von Manstein avanzó unos 320 Km. y capturó los vitales puentes sobre el río Duna, siguiendo un avance imparable llegó el 7 de Julio a los arrabales de la ciudad de Leningrado, ciudad que estuvo a punto de caer en manos alemanas, pero que finalmente resistió valientemente.
En septiembre, von Manstein recibió el mando del 11º Ejército. fue asignado al “Grupo de Ejércitos Sur” que bajo el mando del general Rundstedt pretendía tomar la península de Crimea. Nuevamente el avance alemán en la zona fue feroz y rápidamente conquistaron toda la península de Crimea a excepción de la “ciudad fortaleza” de Sebastopol.
La llegada del crudo invierno de 1941 sorprendió a los alemanes, los cuales fueron detenidos en su avance hacia la conquista de Moscú, e incluso tuvieron que retroceder en ciertos sectores conquistados frente a los feroces contraataques soviéticos. Manstein se mantuvo firme frente a los contraataques soviéticos y en cuanto el tiempo mejoró con la llegada del verano de 1942 continuó su ofensiva para conquistar Sebastopol, que finalmente cayó en su poder el 1 de julio de 1942, siendo ascendido por este éxito al grado de “Mariscal de Campo”. Tras dicho éxito Manstein fue reintegrado al “Grupo de Ejércitos Norte”, para tratar de conquistar la ciudad de Leningrado.
En noviembre de 1942 se ordenó a von Manstein ir al rescate de los ejércitos alemanes y rumanos que bajo el mando del general Paulus trataban de tomar la ciudad de Stalingrado y habían sido sorprendidos y cercados por un exitoso contraataque soviético planeado por el mismísimo Stalin. Manstein encabezó un exitoso contraataque en busca de romper el cerco soviético, pero la falta de suministros y combustible para sus panzer le obligó a detenerse cuando se encontraba a tan solo 50 Km de la ciudad. La derrota de Stalingrado obligó a todo el frente sur alemán a replegarse frente a la amenaza de ser cercado y destruido, Manstein realizó una exitosa retirada de más de 200 Km, escapando de la aniquilación. En febrero de 1943 y ante lo peligroso de la situación, von Manstein fue puesto al mando de todo el Grupo de Ejércitos Sur, una vez más von Manstein realizó una brillante maniobra, realizando una imprevista y exitosa ofensiva hacia las ciudades de Kharkov y Belgorod, las cuales cayeron en su poder. Su ofensiva detuvo el fulgurante avance liberador soviético, infligió una dura derrota a sus enemigos y, sobre todo, evitó el desmoronamiento de todas las tropas alemanas comprometidas en el frente del Este. Tras su éxito von Manstein fue condecorado con las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero, la más alta condecoración alemana.
En verano de 1943, el ejército alemán inició una nueva ofensiva comprometiendo todos sus recursos en ella, la “Operación Citadelle”, cuyo objetivo era aislar las tropas soviéticas en los salientes soviéticos en las zonas de Kursk y Kharkov. Manstein junto con lo mejor del ejército alemán encabezó una ofensiva en principio exitosa, desconociendo que los soviéticos conocían los planes alemanes y habían planeado desgastar poco a poco al ejército alemán hasta llevarlo a la extenuación. Fruto de estos planes rusos de batalla de desgaste fue la “Batalla de Prokhorovka”, la mayor batalla de tanques de la historia (participaron unos 3.000) y tras la cual los alemanes tuvieron que retirarse completamente agotados, sin apenas tanques ni recursos y acosados por los victoriosos soviéticos.
Manstein condujo una exitosa retirada hacia el río Dnieper, salvando a gran parte de sus hombres de ser capturados. Tras esta retirada los alemanes consiguieron gracias a la llegada del invierno estabilizar el frente y sin posibilidades de realizar nuevas ofensivas esperaron los nuevos ataques soviéticos que empezarían con la llegada de 1944.
La nueva ofensiva soviética arrolló a los alemanes y el “Grupo de Ejércitos Sur” del mariscal von Manstein fue cercado en la bolsa de Cherkassy. Ante esta situación, Hitler les ordenó resistir hasta el final, pero Manstein se negó a obedecer y sacó a sus hombres del cerco, evitando un segundo “Stalingrado”.
En marzo de 1944 sus desavenencias con Hitler le granjearon su destitución y su paso al retiro. Para maquillar su destitución, Manstein recibió como condecoración el añadido de las espadas a su “Cruz de Caballero con Hojas de Roble”. Tras esto Manstein se dedicó a recuperarse de sus enfermedades oculares y esperar el fin de la contienda, mudándose desde Prusia a la parte occidental de Alemania ante el avance ruso.
Tras la derrota de 1945 y el fin de la Segunda Guerra Mundial, Erich von Manstein fue arrestado por los británicos e internado en un campo de prisioneros cercano a la ciudad de Nuremberg. En 1946 fue trasladado a un campo de prisioneros en Inglaterra.
En 1949, von Manstein fue condenado por un tribunal militar aliado por supuestos crímenes de guerra y condenado a doce años de prisión, una condena falsa, que más bien era una venganza de sus tantas veces humillados enemigos. En 1953, fue liberado por causas médicas, ya que sus molestias oculares se habían agudizado en prisión. Tras su liberación, pudo publicar sus memorias sobre su vida y la contienda en la que participó, fueron tituladas: «Victorias Perdidas«, un título que dice mucho de su punto de vista sobre la Segunda Guerra Mundial.
El mismo año de su liberación, y supongo que como parte de algún tipo de trato entre el gobierno de la Alemania Federal y Manstein, este fue nombrado asesor del nuevo ejército de la Alemania Federal, con la misión de crear un ejército capaz de enfrentarse a la nueva amenaza soviética proveniente de sus vecinos de la República Democrática Alemana.
Tras sus labores de asesor, Manstein se retiró a pasar su vejez en Ichenhausen, en Bavaria donde vivió hasta su muerte en 1973. Con su muerte murió el mejor de todos los generales alemanes de la Segunda Guerra Mundial y todo un maestro del arte militar, un genio de la rapidez, la audacia y la coordinación, un hombre para el cual no había nada imposible y que nunca abusó de su poder para vulnerar los derechos humanos, para él lo importante era siempre su honor y la vida de sus hombres. A von Manstein se le podría aplicar el dicho ese de “…que gran soldado, si tuviera un mejor jefe…”
© 2007 – Autor: Marco Antonio Martín García
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